18 jun 2007

La Estafa Traffic

En Espacio G existen tres vías para enviar propuestas de trabajo: una es “Proyectos Expositivos”, que es el tipo de exposiciones de 20 días de duración; otra es “Proyectos Vivos”, que tiene que ver con relaciones de intercambio colaborativo y de red, lo cual se puede prolongar mucho más tiempo; el tercero es “Acciones en G”, las que corresponden a intervenciones abiertas, de cualquier factura, que se relacionen con el accionar performático, o las extensiones que sean posibles. Esta última, en su gran mayoría, es de poca duración en el espacio físico, y el envío de proyectos es sin límite de tiempo.

La última exposición que se ha realizado en Espacio G es de Mr. Traffic, la cual duró una semana, y contó con la presencia física del enviado del expositor, viviendo en Espacio G durante ese tiempo. Esta muestra sería algo así como una mezcla entre proyectos expositivos y acciones en g.

 La propuesta de Mr. Traffic se dirigía hacia el ejercicio de integración y traslado de contextos de viaje. El movimiento particular de su acción se da, como inicio, desde una lectura total en el tiempo de su accionar mismo, o sea, la integración de todos los momentos fragmentados en que realiza otro “momento”; un accionar en movimiento no agarrable por ahora. Sin embargo, la instancia particular de ejercer uno de sus experimentos también se concentra en las “realidades” e importancias de estas, que se estén dando en tiempo “real”.

El enviado (Mr. Traffic Junior) sin saber, exactamente, que carajos realizaría en el espacio G físico, llegó el día de la inauguración, unos cuarenta minutos antes de abrir las puertas con su bolso, para quedarse a habitar una semana. Lo que ocurrió es parte de la interacción interreal con quienes asistieron a la inauguración, que son, en su mayoría, jóvenes que vienen a estas actividades por la oportunidad de tomar vino gratis y degustar algún bocadillo.

Lo que se dio, y se ha a dado después, con los días, a sido una consecución del mismo principio que impulsó la “inauguración”. Los asistentes han interactuado a partir de la experiencia individual, la cual se ha hecho interactiva en la participación de estos como resultado, o sea el “total” de la acumulación del ejercicio que resulta es el “trabajo Traffic” en el conjunto de contingencia que lo puede “formar”. Lo resultante es caótico, como algo fuera de la “concentración”, es el opuesto a ella, es el vómito reprimido de la sinceridad de los rayados garabateados en los baños, es la fantasía de “hacerse artista”, pero sin garabatos, por quienes interactúan.

Lo que se fue generando, a partir de la integración con grupos de jóvenes, no correspondía, en su estructura de formación, a lo planteado por el expositor en el proyecto presentado a Espacio G. Esto no es limitante, pues, la extensión del mismo, su desvirtuación, tiene que ver con algo más interesante que lo cerrado de una planificación. Si los resultados son ingenuos, o son dispersos, es causa de la interacción en terreno, de la curiosidad de quienes se acercaron a participar; conceptos que Bourdieu llamaría “habitus”, o sea, el contexto de realidad, en este caso, de tendencias y predisposiciones de gusto simplificado del sector participante. Lo importante, pero no menos frágil, es el recorrido de amplitud que intenta Traffic, su recorrido experiencial, experimental, curricular apresurado, para alcanzar metas inmediatas y moverse, mientras, en el ocio de su catarsis experimental de su propia condición ampliada. Con el término ampliado, en este caso, me refiero a la invitación e integración de los Otros, para intentar ocupar alguno de los contextos leídos hoy en artes contemporáneas. Mientras realiza esto se mueven por debajo los intereses a mediano plazo: mediano reconocimiento (sobre todo en Santiago, que es la única ciudad que lo da aún en las lecturas céntricas), pero no un reconocimiento para él, sino para el enviado que se hace llamar Mr. Traffic Junior, el cual hace sus gestiones, como Junior, para ingresar a estudiar artes visuales a la Universidad de Chile por la vía de artista consagrado. El trámite de conseguir la lectura de consagrado es una de las estrategias que se encuentra realizando, apoyado y orientado por Traffic, ya sea desde la impostación, o la apropiación de lo que sea necesario para leerse como tal. El trabajo de acción en este caso es parte de tal, es un momento para lograr, en alguna ocasión, conjugar el mercado y el arte contemporáneo en su cuerpo: o sea ganar dinero, ganar mucho dinero con su trabajo de fragmentación performática. Esto viéndolo como especulación prospectiva, pues, aún no ocurre, es un plan, el cual se dirige a trabajar con economías tangibles de entrada de dinero y economías simbólicas adecuadas en contigüidad al mismo.

La relación entre Universidad (en este caso la Chile) y economía tangible no tiene relación directa. Esto es más una estrategia de incorporación institucional histórica en Chile que no es efectiva en las exigencias actualizantes de contemporaneidad política, lo cual (como estrategia) no considero adecuado, aunque sea con la impostación de lecturas como “artista consagrado” para moverse en las relaciones con un medio académico. Es algo personalista e integrado a la formación de reconocimiento económico simbólico…..después, ganar dinero….. no se bien aún como…… y hacia donde.

Por que nos estafó?

El enviado de Traffic se toma una de sus vacaciones de invierno en Valparaíso. Dentro de esto aprovecha de hacer un tanteo sobre una gestión a futuro que le interesa: el trabajo de residencia de artistas. Prueba su propia estancia, en un lugar en las artes alternativas, como Espacio G, para saborear, positiva o negativamente, las condiciones de receptividad desde el “aperramiento” integrado al descanso…. No hacer mucho o nada…… solo dejar que sucedan las cosas….. ahí descansa…… ahí “miente” deliberadamente, y ahí algo interesante en esa sinceridad de reconocer la mentira.

Otro aspecto es la estrategia empleada, que considero patuda e interesante. Cuando los integrantes de Espacio G estábamos revisando los proyectos, para la categoría de expositivos, nos dimos cuenta que muchas propuestas enviadas de Santiago (sobre todo la Universidad de Chile), venían de una acumulación de obras expuestas en distintas salas, (consagradas, medianas o menos), de la capital. No eran proyectos dirigidos, sino un “sacar de la bodega” lo considerable para llevarlo a Valparaíso como estrategia de acumulación de exposición y no de proyecto de exposición. Esta situación sería interesante si se evidenciara, o se usara esto mismo como lectura a trabajar. Pero no era el caso. Algo parecido a lo que ocurrió cuando Galería Gabriela Mistral hizo su especie de gira nacional llevando a cuestas una colección, la cual se presentaba tipo “visita de ella” a provincia, sin desarrollar una interacción comunicativa de proyecto hacia y en los lugares respectivos en donde circulaba. Se realizaron agendas de diálogo que no pasaban de la misma anécdota de hablar de si mismos, o “de si misma”. Esta gira rockanrolera se emplazaba como factura de “teletransportador”, o sea, entrar a mirar la colección como pasando al umbral de otro lugar incomunicado, algo así como un monólogo en viaje, una máquina que, en lo posible, nos lleva, virtualmente, al intento del lugar físico de la galería en la Alameda a la altura de Moneda.

Mr. Traffic, sin saberlo, o sea, desde un proyecto antecesor presentado, “termina” haciendo su irónica estafa, que, se hace idea y realidad, una vez llegado Junior al lugar de exposición. No realiza lo propuesto, no hay una verdadera planificación, pero a diferencia de las propuestas de proyectos de “bodega” y, tomando parte de sus vacaciones invernales, este enviado tantea el terreno, aprovechando ese descanso personal en el puerto, haciendo de esto una economía de valorización que se conjuga a sí misma. Economía que se inserta en el proceso que se escapa de las manos. También sería lo que se necesita como deseo; deseo de interactuar, ocurra lo que ocurra (dentro de ciertos límites, claro está jajajajaja).

Los participantes que asistieron todos los días quedaron contentos, aunque no saben bien que hicieron, o que dimensiones son las tomadas en una colaboratividad de experiencias, que eran las que proponía Traffic, sin exigirle nada a nadie, riéndose y respetando a la vez el principio ingenuo de la realización de un grupo con ansias de participación, la cual se dio desde lo revulsivo y la contención educada que enmarca el desconocimiento y los límites en la consecución de los actos que se tienden a relacionar con lo artístico. Para el caso, si lo son o no, no deja de ser una anécdota de un trabajo más extendido en el tiempo de nuestro amigo traficante de experiencias y movilizador de las propias mentiras elaboradas como principio o introducción de lo que muchos entienden como “obra”.