17 feb 2013

Valparaíso, Ciudad Picante


Este domingo 17 de febrero, se publicó una laxa entrevista al director ejecutivo del Parque Cultural deValparaíso (antes llamada Ex cárcel). La perspectiva o el enfoque relajado de la entrevista no permitía, o no lograba mayores profundizaciones en algunos de los puntos que se intentó tocar. A partir de esta, se plantearon 4 asuntos  de estructura de relaciones de ciudad e institución y 2 sobre la relación participativa y comunicacional con la gestión “parque”. Los 4 asuntos y las 2 relaciones se complementan en un precario mal enfoque de lo que podría ser llamado por algunos “políticas ciudadanas”; claro que en este caso desde la perspectiva de la cultura y las artes. Aún no he mencionado nada, ahora voy.

Pero antes, entendamos un poco, o una parte, de la lógica de Mellado en estos asuntos: uno de sus principios - independiente del tema del parque – es el intento de internacionalización de cierta ficción en la construcción de escena de arte contemporánea en chile (no planteo que no exista, pero siempre estos enfoques nacen, positiva o negativamente de lo ficcional).  Desde la perspectiva inscriptiva internacional de las artes contemporáneas (por lo menos de las tenidas en vistas desde hace unos 20 años o más) el enfoque está claramente dirigido a una red histórico internacionalista que no detiene su producción institucionalizante en el mundo. Ahora, quienes pretendan relacionarse con las “políticas” del parque en materia de planificación tienen dos opciones: desconocer esto o aceptarlo.

Sigamos con parte de la lógica melladiana en estos asuntos. La perspectiva que se encuentra intentando como laboratorio en el parque es una “curatoría encuadrada”, o sea, un encuadre curatorial, no una línea curatorial, ni menos un círculo. Que significa esto: no se debe esperar una “conducción”  diacrónica en el sentido futurista, tampoco esperar ciclos constitutivos que tiendan a encontrarse constantemente en un círculo de relaciones conceptuales cerradas. Planteo un simple ejercicio: realicen el movimiento que hacen ciertos directores de cine con sus manos cuando quieren ver una escena, cuando fragmentan una imagen momentánea; cierran el campo, “momentáneamente” para trabajar con ese encuadre específico de revisión. Eso es lo que pueden esperar de la gestión en esta dirección de parque. Hay un plan, pero no direccional historiográficamente hablando, ni diametral, no hay circunloquios caritativos. Acá está la intención misma de construcción de historia, y para ello delimita cuadraturas momentáneas. Las principales exposiciones que le han afectado no son parte de una línea de mirada o investigación, sino la composición tardía de encuadres antes no hechos (por nadie). Alberto Madrid, académico de la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha ha realizado investigaciones en torno a la constitución, extensión y desplazamientos del grabado en la región; cierto conjunto de pintores porteños hace años que trabajaban en sus propuestas fragmentariamente. Pero ninguno enfocó cuadros estructurales momentáneos de revisión para la historia de los fenómenos artísticos porteños. Digo “momentáneos” porque el “encuadre” eso es!: fragmenta desde una decisión, lo que, eventualmente, cambiará cuando el enfoque de cuadratura mueva su dirección. Por el momento es la construcción o rearmado de estructuras de trabajo que estaban dispersas; constitución nostálgica de lo "no hecho con anterioridad”. Pero ahí está, y trabaja en base a esos principios. Uno de sus efectos es claramente la creciente organización “independiente” en torno al grabado en la región luego de la exposición Grabado Manifiesto en el Parque Cultural. Lo que ignoran los grupos de grabadores que se organizan (por fin) es que no era la EXPOSICIÓN específica de ellos, sino parte del cuadro de enfoque curatorial, o sea un guión cerrado y planificado con anticipación. Ahora, lo que ocurra como posibilidad de escena en torno a las distintas exposiciones como resultado de procesualidades es algo que desconozco.

Bueno, a partir de estas lógicas y procesos (explicadas en forma muy general y simple)  el director del parque trabaja. Acá también se encuentran las dos opciones al momento de intentar trabajar en las condiciones del parque en este presente: las toman o dejan (por lo menos mientras se encuentre el director que menciono). Creo que el si hace cierto tipo de excepciones cuando se encuentra con proyectos que considera de cierto nivel o calidad, pero el principio que planteo de la cuadratura, escribiendo en términos directos, es la sala principal de exposiciones del parque.

Bueno, volviendo al principio, sobre la entrevista y sus 4 asuntos de relación ciudad/institución y los 2 sobre lo participativo/comunicacional, los enumeraré de manera general: ciudad/institución (entendiendo la institución como el tema parque): 1. Discriminación, elitismo, 2. Internacionalización, producción contemporánea (centro de atracción continental), 3. Creación, búsqueda o consolidación de escena de arte regional (fortalecimiento) y 4. Masa crítica invisibilizada. Participativo/comunicacional: 1. Muralismo y 2. Instituciones de educación superior y su “violento” intento de empoderamiento.

En toda dirección o curatoria existirá una discriminación, sea esta positiva o negativa según el enfoque o criterio en que se afecte un o unos involucrados. Esto ha ocurrido siempre en cualquier sistema decisional; otras instancias generan otras posibles discriminaciones. Lo que ocurre es que la palabra misma molesta, suena agresiva. Los mismos grupos que cuestionan o critican un sistema discriminatorio manejan sus propias discriminaciones, se den cuenta o no de ello. Este punto es simple, lo complejo es debatir el tipo de decisiones, y en base a que criterios se realizan. En base a esto mismo, la constitución histérica de una internacionalización de un centro cultural como el que estamos tratando no es algo rebuscado ni de entrada en cuestión negativa si se tienen en cuenta los parámetros y códigos internacionalistas de construcción de contemporaneidad en las artes y su beneficio (dentro de los términos del sistema como capital cognitivo). Esto, dentro del juego de poder foucaultiano es algo completamente necesario para una onda expansiva de muchos artistas en un país o una región (incluso si las intenciones de quienes lo lograron gestionar no les interesara ese impacto). Es obvio que para el logro de esa atención internacionalista (en este caso continental) el discurso del fortalecimiento de escena es crucial. Pero acá hay un problema no debatido: cual constitución de escena? La que plantea hace años Mellado de la relación tripartita entre prensa, política y universidad?, cuales principios de potenciación de gestores y artistas locales no visibilizados aún y con un trabajo serio y potente? Esto no es aclarado aún. En este contexto, lo que menciona como masa crítica de intelectuales invisibilizados también pueden detonar (en caso de participar de ciertas tajadas de poder) principios de constitución cuestionables sino es a través de una configuración política más clara de lo que constituye la creación de cultura en una ciudad, y cuales son los principios del parque en este sentido como capital propio dentro de sus intereses que se dejan ver bien claros en discursos fragmentados en catálogos, presentaciones de exposiciones y entrevistas como las que estamos analizando ahora.

Ahora, el problema de sectores que el menciona como marginales y con cierto resentimiento dicotómico en relación a lo escrito como intención y planificación anteriormente, también es un tanto más discutible (recuerdo un artículo que publicó Pedro Sepúlveda, hace años, en la revista Ciudad Invisible sobre los muralistas y grafiteros de Valparaíso, que generó un escuálido debate cualitativo, pero con mucha energía discordante y enrabiada). Si es claro que existe una historia del muralismo, con mucha fuerza en Latinoamérica; existen semióticas de construcción en torno a las realidades históricas, de ciudad, de topografías, de paisajismos extendidos, etc. para enfocar la cuestión. Pero también existe un fenómeno independiente de la estética aprendida de las artes en nuestras universidades que se manifiesta en esas expresiones libres o fascistas, una discriminación precaria de cierta situación que bien podría ser un estudio antropológico del asunto más que el resultado individual sea  un asunto efectivo, bello o coordinado dentro de cierto estudio o planificación de “realidad” del muralismo o no. En esta ciudad no hay manifiesto, no se explican y cuestionan experiencias o perspectivas prospectivas. Además una insultante, pero ingeniosa analogía se puede ver en el Art Brut (lo menciono como principio de “creadores” como pacientes en su principio, más que el intento de verlos como artistas dentro de los códigos o etimologías educadas). El problema es que la mayoría de estas personas que realizan estas actividades si quieren ser parte del término Arte, pero no saben que es una inserción ampliada, eso es más que claro.

Sería necesario, dentro del punto de las instituciones de educación superior (que supuestamente ejercen “maltrato conceptual”) hacer hincapié en el proceso editorial que menciona Mellado, pues queda algo flotando en todas esas especulaciones de participación que son difíciles de enterarse hasta que aparece una noticia o reportaje simple como este y otros.     

Considero que la idea de Coloquios es muy necesaria, pero está atrasada. Estas instancias debieron realizarse en un comienzo, juntarlos, quizá con seminarios abiertos y duros en torno a las cuadraturas, a las políticas, a los enfrentamientos que podían ser disponibles como convergencia de “crecimiento”, experiencias de otros países, etc.; Programas abiertos y extremadamente comunicados para la presentación de una - llamémosla así, por el momento - discriminación positiva. La idea no es solo esperar catálogos, folletines, discursos, sino programación adelantada de estos posibles problemas, los cuales podría apostar que el director sabía que vendrían (por lo menos una buena cantidad).

Terminaré este apurado texto con un comentario que realizó en Facebook Espacio G sobre la entrevista. Un fragmento del texto dice:  ...hablar de "sensibilidad averiada" ... como si las subjetividades fuesen únicas y positivas...
Además somxs todxs picantes!!!”.
El  tratamiento de las sensibilidades como producto o resultado histórico, por ejemplo, en el caso de un trauma, no es una avería, sino más bien un desvío pulsional en términos psicoanalíticos. La cuestión, si se diera el caso, no es arreglar las averías, sino no subestimar los síntomas, como es el caso del ejemplo que mencionaba antes en relación a los fenómenos de lo bruto, quizá lo feo y, quizá, la floja y precaria disposición a entablar principios emancipatorios, que son, más bien, principios individualistas dentro de lo sintomático del problema de una ciudad en este caso.

Ahora, que seamos todxs picantes es otro asunto, eso es como adecuar un principio de realidad social como cualidad de reconocimiento. No creo que sea una respuesta de interés para con el debate, sino pegar un golpe luego de creer que se recibió uno. El “creer” en este caso es un buen ejemplo del síntoma, dada una respuesta así.

Me preocupa la falta de “comunicación”.