La
extrapolación de neologismos de distintas “disciplinas” es algo
bastante usado desde que la crítica entró, desde la filosofía, al
arte como, o en principio de sustento de cualificación intelectual,
más que la ocupación del trabajo material. Desde aquí se han
generado multiplicidad de disociaciones omitidas que pretenden la
llamada inscripción y la complicidad discursiva de investigadores
duros o medios.
Me comienzo a desviar del tema que quiero forzar con la introducción anterior, la cual da para múltiples discusiones. Lacan planteó el neologismo de sinthome, el cual, desde la perspectiva que lo traigo al texto es para enunciar la carencia de relaciones de lo simbólico.
Voy
al punto. Hay muchas maneras de ver una patología, sea esta
individual o social/cultural. En este caso me referiré a la política
de segundo orden, o politización del discurso simbólico como
precarización del mismo. Un centro cultural, o una galería “seria”
maneja líneas político simbólicas planificadas, pensadas y
sentidas de acuerdo a una(s) forma(s) que, a largo plazo, generen una
relación socio cultural de lo simbólico investigativo, “rescatado”
(ya sea histórico o historiográficamente), con su integración a la
realidad contextual y los posibles imaginarios locales.
Cuando
se le delega, en una institución pública, la función planificadora
a un curador -para el caso del texto el del parque cultural de
Valparaíso- se supone que existe la mínima condición de entregarle
herramientas y confiabilidad crítica investigativa. A partir de
esto, el trabajo de 4 años de curaduría (independiente de la
discusión de los pro y contras) es parte de esa confiabilidad de
pertinencia acreditada para el cargo. Si se le renueva el cargo por 4
años más o no es otro asunto, pero truncar una planificación del
aspecto duro de intento abarcador del parque, que se ha llevado con
problemas, sobre la búsqueda y el rescate de artistas y grupos
desvalorizados y quizá medio olvidados por un entorno de campus en
conjunto, es algo que no había visto en esta ciudad, por lo menos de
las magnitudes de ofensa en que se ha puesto.
Sin
rodeos: al llamado encuadre curatorial del parque (repito, con todos
los pro y contras que podríamos discutir en otro momento o en otro
artículo), en su finalización de gestión se le ha presentado algo
que recuerda propaganda política del período soviético. parezco
exagerado, pero sí ha sucedido, pasando por alto el cargo y el
trabajo de una curatoría de años. A fines de este año 2014 se
expondrá, en la sala principal de exposiciones del parque, una
muestra de pintura que retrata a la actual presidenta de chile. Esto
es una especie de regalo del gobierno al artista pintor que la
realizará, pasando por alto, y sin ninguna cualidad de peso estético
ni (creo estar seguro) entendiendo el trabajo que se realizaba en el
parque. Que ocurre aquí? La presión política de un favor de
campaña muestra que la mirada y consideración con el debate de
cultura y arte en chile es una anécdota y no un principio de
constitución y construcción de encuentros y solidificaciones
simbólicas para el aporte de construcción de realidad: no. Pero no
es una instancia de trabajo planificada inteligentemente por
intelectuales políticos como proyectos culturales de estados unidos
en la guerra fría. No, esto es un juego de niños, pero una
ingenuidad con actitud de gánster (como la película de Woody Allen
donde el gánster obligaba al dramaturgo a incluir a su novia con
nulo talento dentro del reparto de la obra de teatro, pues era el
quién ponía el dinero). O de pronto puede ser una imposición más
parecida a una monarquía que a una posible democracia.
El
caso es que, literalmente, obligaron a la gestión curatorial del
parque a exponer a un pintor, de una cualidad dudosa (aunque la cualidad no es el tema relevante en cuestión), por un
favoritismo de campaña electoral. No somos ingenuos, esto ocurre
siempre, pero en estas instancias que nos compete es vergonzoso y
penoso.
El
truncamiento del aparato simbólico, en este caso, desde el sinthome
del estado se disimula por la debilitada unión que establecen sus
funcionarios con lo que imaginan y con lo real, y con lo que imaginan
de lo real. En el caso planteado es bastante fuerte mencionar que los
funcionarios que gestionaron esta presión política por sobre la
gestión de un plan curatorial, mueven su cuerpo decisional desde una
estructura psíquica infantil y psicótica.