30 oct 2008

Estudio, arte, investigación, creatividad y derechos de autor

En el mes de mayo me invitaron a ser parte del equipo Tsonami, sobre el cual escribiré con más detalle más adelante. El encuentro Tsonami, en una de sus partes, seleccionó proyectos sonoros para posteriormente ser emplazados o interpretados en distintos puntos de la ciudad de Valparaíso. Posterior al 19 de octubre (que fue el último día del encuentro de este año) Fernando Godoy, miembro del equipo, comenzó a realizar una primera etapa de una selección de los trabajos enviados de distintas partes del mundo, juntándolos en un disco que pueda ser descargable desde la página Web en forma gratuita. Entonces aquí apareció la cuestión que, ingenuamente, habíamos pasado por alto en la convocatoria en lo que concierne a las posturas sobre las licencias correspondientes a cada trabajo, y más aún, no haber aclarado la postura de Tsonami con respecto a este tema en la convocatoria misma, o sea, no haber planteado en el texto de invitación cuales eran nuestras intenciones, las políticas de difusión y nuestras acciones posteriores con respecto a los trabajos enviados.

Nuestro principio es Creative Commons, pero no sabíamos de antemano cuales eran las licencias que manejaban los demás artistas o investigadores. Entonces, por el momento, contactamos, uno por uno, a los autores y se les consultó y pidió autorización a cada uno. Cuando menciono la frase “por el momento” es debido a que obviamente en la próxima convocatoria nos adelantaremos en estos temas y dejaremos muy en claro sobre nuestras políticas e intenciones para con la difusión de los trabajos.

Todo esto que ocurría me recordó el problema coyuntural que se nos presenta hoy en Chile con respecto a los temas de propiedad intelectual, derechos de autor, y las campañas y avances que se están dando en estas materias, las cuales, de una forma u otra, nos involucran a todos, sepamos o no del problema en cuestión. Además es un debate muy actual considerando el acuerdo que hizo la sociedad del derecho de autor (SCD) y el gobierno de chile y que reveló, o mejor dicho, reconoció por primera vez, la ministra de cultura el día 7 de octubre de este año. Menciono que fue revelado pues el acuerdo en cuestión se realizó a puertas cerradas y prácticamente en secreto, de hecho la misma ministra uso el término “secreto” al referirse al mismo. Yo me enteré de esta noticia (que no apareció en ningún medio de comunicación tradicional) a través de Pedro Huichalaf, miembro fundador de liberación digital y autor del blog cultura digital, donde leí más al respecto del tema ese mismo día, y en el cual Pedro continúa escribiendo y movilizando acciones sobre el tema en cuestión.

Pedro, a través de “liberación digital”, pertenecía a la mesa de expertos convocada por el gobierno para intentar llegar a un consenso a través de los senadores y encontrar algún tipo de ley consensuada entre parlamentarios y miembros de la mesa. Cuando les fue dada la noticia por la ministra Urrutia de que se había realizado un acuerdo secreto entre el gobierno y la SCD (esta última también era parte de la mesa de expertos) todos los participantes de la mesa se retiraron de la misma, menos la SCD, obvio no? El acuerdo secreto consta de 7 puntos, los cuales se aseguraron de que sean inmodificables, pues el último punto establece que no se aceptará ninguna propuesta contraria a los 7 puntos, no importando si existe consenso para un cambio de todos los demás actores sociales. En este punto la cosa ya es ridículamente dictatorial.

Este acuerdo, de ser aprobado como ley, establecería que cualquier “consumidor” de banda ancha es un delincuente (según sus términos), y para esto, para asegurarse de las pérdidas del supuesto pirateo de todos los navegadores de internet, el tercer punto pretende cobrar a la ISP (empresa proveedora que da acceso a internet) un valor por cada conexión que se realice. Pueden darse cuenta del nivel de todo esto? de lo insultante y vejatorio que resulta esto para con la ampliación de algo que ni ellos pueden evitar hacia el futuro? Esto es un ridículo control donde nos acercaríamos al mal chiste que vi por ahí, donde, al ser evidente que casi todas las personas con ordenadores tienen respaldado en su disco duro algún tipo de música, se llegaría en algún momento a establecer la norma de cierta cantidad de memoria normal utilizada, y si te pasas de ella posiblemente estás guardando música, o videos, o películas, y entonces se regula una ley para cobrar un nuevo valor por cada computador que exceda una cantidad determinada de memoria potencialmente pirata, jajajaja...Bueno hace un tiempo en españa el precio de los discos vírgenes subió de precio debido a esta misma especulación de robo. Y no solo eso, cobran canon por cualquier soporte que posibilite transgredir derechos de autor como CDs, DVDs virgen, celulares y también, siguiendo el chiste anterior, un mal chiste en la realidad, cobran canon por los discos duros externos y los pendrives, y como si fuera poco las hojas de papel en blanco.


Otro punto del acuerdo en chile prohíbe, de una vez por todas, el sacar fotocopias en bibliotecas de textos establecidos solo para usos académicos, es decir, si no eres un estudiante institucionalizado tendrás más dificultades para acceder a los textos protegidos por esas instituciones. Dentro de esto se puede mencionar, también, el intento de cambiar lo que se denomina “uso justo,” el cual permitía el uso de contenidos para ser utilizados en beneficio de lo social para incentivar el desarrollo de nuevas ideas a partir de la primera, lo que también permitía las posibilidades de revisiones o discusiones públicas sobre los contenidos o las obras utilizadas. El llamado “uso justo,” de alguna forma, permite el uso de obras ajenas para ponerlas en amplitud de cuestionamientos, entrar en la validación o la elección de reelaborar paradigmas o posturas o pensamientos, todo en beneficio del debate mismo. Bueno, el acuerdo de la SCD y el gobierno de chile en su punto 4 pretenden eliminar esta posibilidad de uso público.

Con respecto a este importante problema me parece que hay dos cuestiones de base que configuran la participación o la acción directa de estas decisiones: una es la búsqueda cerrada del beneficio económico anáĺogo a las empresas más cerradas y de miras cortoplacistas. El segundo fenómeno que impulsa este tipo ideas es, simplemente, la ignorancia y la falta de mirada prospectiva (ni siquiera tan lejana) con respecto a los cambios en la comunicación, la información y las maneras de hacer, elegir y participar de las relaciones con el arte que se están generando en nuestros tiempos. Resistirse a los cambios tecnológicos (que posibilitan cada vez más contenidos y difusión de información a lugares y personas que hace 15 o 20 años atrás era imposible) es colaborar al retroceso de las cosas, o por lo menos su estancamiento.

De todas formas no sorprende del gobierno una decisión así, si consideramos el trato que realizó con la empresa microsoft a mediados del año 2007, donde, prácticamente, en uno de los tratos ejercidos, se le cedió a esta empresa las bases de datos de todos las personas inscritas en el registro civil (que deben ser, prácticamente, todas las del país no?). Y esto tiene mucha relación con el tema de este escrito si consideramos que microsoft promueve de manera impositiva las licencias copyright, las cuales se relacionan directamente con intenciones de propiedad intelectual que pretende la SCD, abarcando en las decisiones a un gobierno decididamente ignorante en materias de un nuevo siglo que les queda grande.

Richard Stallman menciona un ejemplo didáctico muy claro con respecto del cambio del software libre hacia el software propietario, esto contextualizado en el tiempo en que la distribución de software no era restringida, alrededor de finales de los 70 y comienzos de los 80 del siglo XX. (ver video)

Stallman da el ejemplo de las recetas de cocina (que apropiado para una cierta historia de la pintura). Esto es lo que ocurrió en esas décadas con la imposición del software propietario impulsado, principalmente, por microsoft. Nuestra generación ha vivido relacionada a esas lecturas que hasta se perciben coherentes, pues ¿de que manera van a vivir los programadores, de que manera vivirán los músicos, de que manera vivirán los artistas en general? Bueno, el final de la década de los 90 nos mostró que la liberación del conocimiento y de la creatividad era y es una urgencia para muchas personas calladas. El regreso de la utilización de software libres y el principio del aumento de las licencias creative commons y copyleft mostraban un real interés creciente en el mundo por eliminar los obstáculos de la libertad creativa y del conocimiento que ha tenido sujeta tanto tiempo grandes corporaciones, las que nos han educado a creer en nuestras pertenencias como PROPIAS, estancadas a la posibilidad de intervención de un Otro, cuando la historia general nos muestra que todo el desarrollo y movilidad de los cambios se ha dado (obviamente) en el uso de la continuidad o revisión, cuestionamiento, replanteamientos, elongaciones, eliminación, etc., pero de lo realizado, de lo inventado, de todas las propuestas posibles que se han generado en el mundo. Es claro que ha habido, de acuerdo a los intereses de coyunturas específicas, manipulaciones y fragmentaciones de la posible historia, pero en algún momento se evidencian las trizaduras, lo velado, como en este tiempo actual donde aún estamos a tiempo, antes de un quiebre total, de sujetar y evidenciar ciertas cualidades necesarias para nuestro crecimiento social, pues, se están realizando decisiones a puertas cerradas subestimando el cuestionamiento público en estos asuntos, son decisiones que involucran oportunismos desesperados por el avance de lo incontrolable, y también involucran ignorancias generacionales profundas sobre el mismo avance.

Es un momento, no solo de sentirse de acuerdo o no en materias como esta para los trabajadores de arte, es el momento exacto donde creo que hay que evidenciar la posición de cada uno y de cada grupo, por lo menos en lo que concierne a la aplicación de las licencias en sus trabajos, sea cual sea la opción que tomen. Pero tomarla.